miércoles, 28 de diciembre de 2011

LA ESTAFA CONTINÚA...

Por considerarlo de interés reproduzco un reportaje del periódico Diario Libre de fecha lunes 18 de febrero de 2002 y de la Revista Rumbo, del 25 de febrero del mismo año. Justamente en febrero próximo hará diez años de su publicación y todavía persisten los mismos males y motivos sin que nadie haga nada. Aquí un extracto del contenido: "SANTO DOMINGO. La importación de piezas de barro desde colombia, Ecuador y México que son vendidas a los turistas como arte "dominicano", amenazan la supervivencia de los artesanos locales. Se trata de un negocio redondo para los falsificadores, quienes compran las piezas en grandes cantidades, a precios muy bajos, y lugo las colocan en las tiendas como muestras de la cultua taína de Quisqueya, que son las de más demanda. Esteban Guillén, de la tienda Cerámica Taína Hermanos Guillén, explicó que esa práctica constituye tanto falsificación como fraude: "A esa mercancía le ponen una etiqueta que dice que es manufacturada en República Dominiana, lo que no es verdad, además de que la venden como si fuera hecha a mano, cosa que tampoco es cierto. Anque todavía no hay cálculos oficiales respecto a las pérddas que estarían enfrentando los artsanos nacinales, Esteban Guillén tiene una ideas bastante acabada: "Por ejemplo, la pieza que yo despacho a RD$60 ellos la venden a RD$12. En consecuencia, las ventas de piezas dominicanas originales han bajado muchísimo, yo diría que en un 45%". Los trabajadores del barro se confiesan impotentes ante las pérdidas económias y morales que les supone la venta masiva de mercancías elaboradas con máquinas industriales (bajo la modalidad a granel) y que son oferdadas en las tiendas para turistas como muestras de la artesanía local. La estafa ya se hace sentir con fuerza en los libros de contabilidad de los artesanos: muchos de sus clientes prefieren adquirir piezas que llegan al país procedentes de Colombia, y Ecuado, y luego la etiquetan como dominicanas", en un acto fraudulento por el que, hasta el momento, nadie les pide cuenta. Esteban Guillén explicó las proporciones del engaño al expresar que el negocio es muy bueno para los falsificadores ya que compran a precio de fulgón y lugo venden como si se tratara de piezas hechas a mano. Agregó que muchos dueños de tiendas son tan descarados que hasta utilizan el texto con el que los artesandos de Yamasá identifican su o obra.

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